Una de mis obsesiones es
la relación del cine con otros aspectos de la cultura popular, como
la música. El cine comercial ha ido de la mano de la música desde
los lejanos tiempos en que Al Jolson rompió a cantar en “El cantor
de jazz”. Desde entonces, han sido múltiples los trasvases entre
uno y otro territorio artístico. Pero siento especial fascinación
por la envidiable capacidad de muchos actores populares, no asociados
por lo general con la música, de entonar con más o menos estilo.
Peter Fonda constituye un buen ejemplo inicial de esa interrelación,
prácticamente inextricable, entre cine y música.
Su figura inspiró un par
de excelentes canciones (“She Said She Said” de The Beatles, “For
What It's Worth” de Buffalo Springfield), es citada en “Car Song”
de Elastica (In every little honda, there may lurk a Peter Honda)
e, incluso, sirvió de inspiración para una de las más populares
temas de Primal Scream, “Loaded” (We wanna get loaded and we
wanna have a good time), que reproduce uno de los parlamentos del
personaje de Fonda, Heavenly Blues, en la seminal “Los ángeles del
infierno” (1966) de Roger Corman.
Además, en 1968, subido
a la ola de su éxito como intérprete, grabó un single
producido por Hugh Masekela que incluía "November Night"
(de Gram Parsons) y "Catch The Wind" (de Donovan), y
posteriormente haría incursiones aisladas en la música, como la
canción que da título a su film de 1976, “Outlaw Blues”,
compuesta por John Oates (la mitad bigotuda del exitoso dúo Hall &
Oates).
I've got the last laugh
on you
and I'm singing the
outlaw blues
I've got the last
laugh on you
cos' I'm still living
- I ain't stopped trying
and I know I can fight
my way through
No hay comentarios:
Publicar un comentario