"No querer mortificar, no querer herir a nadie, puede ser lo mismo una muestra de justicia como de timidez." (Friedrich Nietzsche)
Los grandes tímidos nos
hemos escondido siempre tras bosques de palabras. Un gran tímido (y
referente), Luis García Berlanga (al que tuve la fortuna de conocer,
siquiera someramente, con motivo del homenaje que le dedicara el
tristemente fenecido Imacine, bajo la dirección de Juan Carlos Falcón), reconocía haberse hasta psicoanalizado para librarse de su
verborrea. Según sus propias palabras, “he consultado con dos o
tres médicos y todos me dicen que es lo que me queda de la timidez,
la verborrea. Es una barrera, para que no me conozcan. Una
protección.” Supongo que protección es precisamente lo que busco,
escondiéndome doblemente, tras vocablos rebuscados y a la sombra del
anonimato navegante. No herir, pero tampoco resultar herido. Ejercer de verdugo solo de mí mismo.